Una palabreja más que circula por esos mundos de Internet es Responsive, cuya traducción al castellano vendría a ser algo así como adaptativo y se utiliza para referirse a un modo de diseñar webs cuya anchura y distribución de componentes se adapten al tamaño de pantalla del dispositivo con el que la estamos visualizando.
Esto se consigue con un poco de «magia»: la página web detecta el ancho de pantalla del dispositivo, por ejemplo un Iphone, un Ipad o un PC y según sea éste, muestra una versión adaptada.
El objetivo de esta adaptabilidad es que la página sea más «usable» por el visitante. Si sólo tenemos una versión de la web que se vea perfectamente en monitores de ordenador convencionales, tendremos algunos inconvenientes, cuando alguien acceda a ella utilizando un smartphone:
-
En primer lugar tendrá que comprar una lupa para poder leer el texto, o utilizar el zoom para ver partes de la página con claridad.
-
Los menús desplegables en las pantallas táctiles no funcionan, porque en estos dispositivos es imposible realizar el gesto de «pasar por encima». O hacemos clic o hacemos scroll, así que ¿cómo hacemos para desplegar un menú convencional?
-
Las imágenes de las páginas convencionales están cargadas con unas resoluciones que resultan excesivas para pantallas pequeñas. Esto provoca que tarden mucho en cargarse, a no ser que se disponga de conexiones rápidas, algo que por lo general no ocurre en la mayoría de teléfonos móviles con conexiones 3G limitadas por las operadoras de telefonía.
-
Los nuevos dispositivos con pantallas retina tienen densidades de píxel y por tanto resoluciones superiores a un monitor de ordenador convencional, así que en estos equipos todo se verá más pequeño.
-
Por último, si no utilizamos diseño web responsive, ¡¡¡no estaremos a la última!!! Hace unos años, si no tenías televisión en casa te miraban raro, ahora pasa si no tenemos teléfono móvil o si nuestra web no es responsive!!